Catorce años, dos secuelas y un par de spin-offs después de que comenzara la aventura más amarilla del cine animado, 'Gru 4: mi villano favorito' continúa conquistando las salas de cine. Una nueva entrega protagonizada por Gru, el granuja más carismático, junto a su ejército de traviesos y guasones bananoides, auténtico objeto de adoración para niños... y mayores. Ahora, las jugarretas de estos secuaces, vuelven a la carga con una nueva incorporación: Gru Junior.
Un ejército destartalado de seres torpoides de color plátano y en forma de huevo que balbucean como una congregación rebelde de hablantes de esperanto chupadores de helio no parecen ser los héroes promedio del cine. Sin embargo, lo son. Y no sólo eso. Los minions, imanes de travesuras descarados y adorables, también constituyen un enorme negocio formado por películas, videojuegos, juguetes, aplicaciones, libros y atracciones de parques temáticos altamente rentables. Y es que, ya seas niño o adulto, resulta imposible resistirse al encanto, por muy malos que intenten ser (o parecer).
Algunas de las teorías sobre el origen de los ayudantes de Gru incluyen que estos pequeños seres existen desde el origen de la vida y que, desde entonces, fueron creados para servir a figuras tan importantes como faraones, Drácula o Napoleón Bonaparte. Hasta llegar a Gru, claro, el villano más pérfido sobre la faz de la tierra actual. Sin embargo, también hay quien asegura que los minions están inspirados en los niños judíos torturados por los nazis, ya que "minion" en alemán significa "esbirro" y, según historiadores, este término era utilizado de manera despectiva para denominar a los niños judíos. Por el momento, esto no ha sido confirmado por los creadores.
Canónicamente, sabemos que los minions han existido durante al menos 60 millones de años (la primera película los muestra sirviendo a un Tyrannosaurus Rex), son todos hombres (o, al menos, tienen nombres tradicionalmente masculinos) y son inmortales. Aunque los minions no estaban en el guion inicial de 'Gru: Mi villano favorito' (2010), los directores Pierre Coffin y Chris Renaud añadieron a los personajes cómicos para que ayudaran a Gru a robar la luna. Según una entrevista, ambos afirmaron que el diseño se inspiró en los Oompa Loompas naranjas de la película original 'Willy Wonka y la fábrica de chocolate', así como en los pequeños y peludos Jawas de 'Star Wars: Episodio IV - Una nueva esperanza'.
Al principio, los minions fueron concebidos con un aspecto gótico y algo desagradable, con el fin de hacer a Gru más entrañable a su lado. Pero consiguió el efecto contrario. Por ello, los diseñadores emprendieron un nuevo camino para hacerlos más tiernos. ".
Uno de los mayores atractivos de estos bichitos es su color, los minions tienen la piel amarilla. En una entrevista, Coffin respondió a la pregunta que todos estábamos esperando: ¿De dónde viene su locura por las bananas? "Bueno, si son amarillos, ¿no será porque han comido demasiados plátanos?"
Los minions utilizan la misma fórmula tonal que ya había hecho icónicos a personajes como los Simpsons, Bob Esponja, Pikachu o Piolín. Sus creadores afirman que la tonalidad fue idea de Pharrell Williams, músico archiconocido por el tema 'Happy' que suena en la primera película de Gru. A partir de entonces, el equipo Pantone trabajó con animadores de Illumination Entertainment para definir el tono específico del "Amarillo Minion".
La ropa de trabajo de estos esbirros es perfecta para cumplir sus funciones como trabajadores de baja estatura, cuyo tamaño fue diseñado para contrastar con su líder malvado más alto. Aunque existen varios tipos o subespecies de minions, los principales protagonistas siempre son Kevin, Stuart y Bob. En total, existen unos 50 diseños distintos, en segundo plano en cuanto a los 3 principales. Pueden ser cilíndricos, ovalados, redondos, con ojos verdes o marrones (menos Bob, que tiene uno de cada) y, en su mayoría, tienen cuatro pelos contados. Cuenta la leyenda que Gru les construyó unas gafas especiales con una cuerda muy gruesa de color negro para sostenerlos y que no se les cayeran en sus tareas diarias. El uniforme, además de unas botitas negras, incluye el logo de Gru en cada peto.
"Los minions son como niños", dice el director y creador de las criaturas, Chris Renaud. "Pierden la concentración, no son muy listos". Quizás por ello, todos pertenezcan al género masculino. "Viendo lo torpes y estúpidos que son, no me puedo imaginar a un Minion siendo chica", aseguró Pierre Coffin -director y coartífice de los seres- en una entrevista.
Pierre Coffin también reveló que, curiosamente, las criaturas no pueden reproducirse ni dividirse. Es decir, que son inmortales. Aunque el director no habló sobre el tema de los orígenes de los minions, sí que explicó los nombres del Trío La La La. Por una parte, "Kevin proviene de una palabra griega antigua ('Kevinos') que significa líder", dijo. "Stuart surge de la palabra latina 'Stuartalumni' que significa algo así como el que holgazanea. Y en cuanto a Bob, es el diminutivo de Roberto". Si algo está claro es que estos chiquines obsesionados con las bananas (y con su amo, claro, a quien realmente ven como un padre) han conquistado al mundo. En parte, por su peculiar forma de hablar.
El hecho de que los minions hablen en un galimatías casi ininteligible les permite traspasar las fronteras internacionales. Al igual que el cine mudo, los gestos son universales, a los que se añaden pequeñas palabras reconocibles. Y es que los bananoides hablan en un idioma políglota ficticio, apodado minionés, que se deriva en parte de otros idiomas como francés, inglés, japonés, coreano, italiano, español y alemán. Por todo ello, a pesar de que las voces humanas son dobladas por grandes estrellas de cada país, la voz más resonante en lo que podría ser la película multigeneracional más popular de los últimos años pertenece a un cineasta de 57 años: Pierre Coffin -y en menor medida, también a Chris Renaud-.
Ambos directores y creadores de los minions son los mismos que les ponen voz y, según contó Coffin en una entrevista, "su lenguaje es una mezcla de todos los idiomas del mundo y se trata de encontrar un ritmo y una melodía mágicos que hagan que las tonterías tengan sentido".